La Castellana Revista digital bimensual Poesía joven en español
Los derechos de los textos y pinturas publicadas aquí pertenecen a sus respectivos autores.
|
|
Camilo Brodsky (1974, Chile) GalileaEl zelota, cara al mar en Galilea, mensura la distancia, consume el vaivén silente de los botes las pequeñas barcas que recogen hombres, almas, peces; sueña detrás de ese silencio una guerra sin tregua ni sentido; un Armagedón de tropas caídas desde el ocaso sobre las duras tierras de Yafo.
se ve el zelota desnucado, el cuello desunido de su centro y su estructura colgando como la piltrafa en que amenazan convertir su cuerpo los romanos, los viejos sacerdotes acosados en el Templo
—es tan breve el espacio de tiempo entre la prédica, el desierto y las visiones; algo palpita en su pecho, ya inerte en cierta forma, predestinado al silencio, la precariedad de los siglos y el garrote vil—
Sin saber aún si está dormido busca el zelota el refugio de su manto
y sueña un infierno imposible de legiones carmesí y holocaustos.
Sueña el zelota la quema de brujas, la muerte mínima de Menocchio;
a Torquemada sueña el zelota sobre un trono de lenguas maldicientes, borrachas, temerosas
y despierta con escalofríos cuando va subiendo el viento tibio desde el mar de Galilea.
El zelota ante el discípulo Qué sabes tú, que no despiertas de la fiebre en medio de una guerra de dos mil años con el reflejo de las hojas del bambú sobre tu piel, ahí donde no hay vinagre para calmar la calentura de tu cuerpo ni agua para dominar tu sed
si tan sólo no tuviera el rastro, la estela del amor, el ojo de Dios sobre la nuca, este silencio retumbando en mi cabeza como arena en un reloj de cuero;
estas manos listas a empuñarlo todo
estos ojos
hoyos secos en mi cara que te miran preguntando por el brillo de los tuyos.
El zelota piensa en la muerte y sus repercusiones inmediatas Acaso moriré hoy —piensa el zelota en medio de la renuncia que el fogonazo podría convertir en heroismo.
Se toma el estómago. El dolor en el costado casi lo dobla sobre sí.
Podría morir hoy —repite como un mantra.
El cansancio no le nubla el pensamiento.
Se ve el zelota, sin embargo, ejecutando danza de lobos en el Friuli cuidando las cosechas de unos campos que aún ignora coloreados como cuadros de Van Gogh por el estío, y no percibe ningún cuerpo dando un golpe seco contra el suelo y la arena rojiza.
Morir —piensa el zelota muy adentro de su propio silencio— no es lo que quiero para mí en este día jalonado por el viento en Galilea.
|
Visiones: 947 | Ranking: 5.0/1 |
|
|