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La Castellana
Revista digital bimensual
Poesía joven en español

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Víctor Salinas Rubio
vsalinas@e-absenta.com


 
7:24 AM


René Silva Catalán
(Chile, 1971)


Confesión
Perdóname si mis palabras te recuerdan
una tormenta sin rostro
izando su pañuelo
     en el umbral tibio de tus profundidades.

Perdóname cuando vuelva a las sombras
descubierto por el silencio de tu puño.

Este cielo de vaivenes en que hoy me encuentro
como una cicatriz
envejece
tus tardes de lentos calipsos.

No es fácil vestirme entre los muertos
para tomar tus trenzas de miel
con mi lengua en delirio
                   no es fácil
no es fácil pararse de frente
cara a cara con el ciruelo de septiembre
y confesarle cómo estremece mi sangre en MAYÚSCULA.

Perdóname entonces
para que los espejos vuelvan también y me llamen hijo
y ondulen en tus pómulos
esos antiguos secretos que guardo bajo el brazo
y así me publiques otra vez en tu aliento.
En un instante
Lavar mi Némesis Divina
en la tormenta de ti chiquilla

Como un secreto que dejamos a este invierno
cuando dibuja máscaras de sonidos
         remotamente en la nostalgia

La lluvia sigue latiendo la lejanía
de un volantín a años luz

He abierto la rendija del insomnio
para dejar en paz
un laberinto de tus roces

Noctámbulos concurren
a los cerrojos de una luna que habita
en esta ciudad sin centro

Una carcajada mía
es como un anfiteatro pobre
con su público de espanto
allí te encuentro abotonada

Como una medalla de Santo mujeriego
te llevo colgada al pecho.
 
Intelectus
Ahora ya sé quien soy
el prójimo de las escrituras
          sin agua ni merced
           me llamaron varón

Un grafiti cualquiera en la pared que imagina
dibujar lo que fuese
menos a Dios en una sola O

Ahora ya sé quien soy
mujer madre nunca pontífice
No soy

La súplica mal leída y alucinada
del Padre Nuestro al morir no
 
Soy quien se arrodilla
ante el nacimiento
ante la muerte ante la resurrección
ante la bronca del pan y del vino.
 
Insomnio
Pienso en
qué comen los cometas
para que no den almendras sobre la noche
Pienso en la ira de la pupila
en el bulto de una mirada
clavándome sudarios en las mejillas

Pienso
en la belleza de mi muerte
pienso en los campos de astillas solares
pienso en países desterrados
tras una montaña de saliva

Por eso
Porque tiemblo en las calicatas cuando dicen
                      tus golpes que me aman
en un jardín de ángeles desmalezados
en la jauría de tu anonimato

Es que pienso no pienso

Pienso en
como te describo.
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